
Nada es redondo sino se cierra el círculo y, como ante un test de prueba de acceso a un puesto de trabajo moderno, antes señalaría con un cruz la circunferencia al rectángulo, y ante tal rasgo de mi personalidad, me dispongo a que, punto y punto se rocen en un trazo, esférico, hasta cerrar la figura con mucha finura pero sin recato y acabar con todas el primer señuelo iniciado hace, quizás, un año, justo cuando se acabaron las anteriores, rebajas, o vacaciones, ya que de eso se trata, de descontar lo que la canción dice que dignifica y anotarse cuenta en el debe, o deber, del renombrado ocio.
Está claro que en dicho período anterior ha habido pausas y dispensas pero nunca tan extensas como las que regala el mundo laboral y empresarial en este nuestro verano (mentalmente es evidente que sí..) pero, no sea que el lazo que une y divide ambos espacios me disperse por alguna sin razón loca, me precipito sin pausa a iniciar un bloc, o bloque, de descanso, y éste será de antiguo formato, en papel de libreta espiral, en el que ahora anoto lo escrito y lo previsto, el que será testigo, a ser posible, de muchas hazañas privadísimismo, y en lo posible, de neurastenias y otras felicidades público, como el paseo, la conversación, el pintarse la línea negra en mis ojos, o el buscar un rincón escondido, sea descubrir historias ya intuidas hace un año, justo en el anterior receso o inventárselas en lo imaginativo. Menesteres privados, también que permitan en 31 dias, ni laborables ni festivos, pasar de una esfera a otra como leones de circo que atraviesan el aro de llama ardiente con lenguas de fuego, con la ingenuidad que da la costumbre de muchos otros recesos (larga trajecto en lo laboral me consta públicamente) pero con la cautela de abrir los ojos despacio cada dia, no sea que la jornada me pille cansada y floja; eso sí, como siempre, amando.