Ilustració: Olaf Hajek



Lo que hay no siempre es lo que es
y lo que es
no siempre es lo que ves.

Pedro Guerra


viernes, 21 de septiembre de 2007

Violacions literàries

En ple debat sobre la llibertat aconseguida pel violador de la Vall d'Hebró, enganxo un article del membre de la RAE, (eing) Artur Pérez-Reverte, escrit a l'XL Semanal i que es titula "Mujeres como las de antes", on es detecta una certa falta de... sensibilitat, ni masculina ni femenina, diria humana, que està a tocar de ser una violació literària al bon gust. De pas li dedico al "machito" aquest video, que titulo: Bombons.
Es clar, espero que ell no es doni per aludir, ja que la bellesa no es pròpia dels què la tenen si no dels què no la confonen.

Muchas veces he dicho que apenas quedan mujeres como las de antes. Ni en el cine, ni fuera de él. Y me refiero a mujeres de esas que pisaban fuerte y sentías temblar el suelo a su paso. Mujeres de bandera. Lo comento con Javier Marías saliendo del hotel Palace, donde en el vestíbulo vemos a una torda espectacular. “Aunque ordinaria”, opina Javier. “Creo que no lo sabe”, apunto yo. Seguimos conversando carrera de San Jerónimo arriba, en dirección a la Puerta del Sol. Es una noche madrileña animada, cálida y agradable, que nos suministra abundante material para observación y glosa. Yo me muevo, fiel a mis mitos, en un registro que va de Ava Gardner y Debra Paget a Kim Novak, pasando por la Silvana Mangano de Arroz amargo; y Javier añade los nombres de Donna Reed, Rhonda Fleming, Jane Russell y Angie Dickinson, que apruebo con entusiasmo. Coincidimos además en dos señoras de belleza abrumadora, aunque opuesta: Sophia Loren y Grace Kelly. Al referirnos a la primera, Javier y yo emitimos aullidos a lo Mastroianni propios de nuestro sexo –no de nuestro género, imbéciles–, que vuelven superfluo cualquier comentario adicional. Haciendo, por cierto, darse por aludidas, sin fundamento, a unas focas desechos de tienta que pasan junto a nosotros, vestidas con pantalón pirata, lorzas al aire y camiseta sudada; creyendo, las infelices, que nuestro “por allí resopla” va con ellas. Respecto a Grace Kelly, dicho sea de paso, me anoto un punto con el rey de Redonda –me encanta madrugarle en materia cinéfila, pues no ocurre casi nunca–, porque él no recuerda la secuencia del pasillo del hotel en Atrapa a un ladrón, cuando doña Grace se vuelve y besa a Cary Grant ante la puerta, de un modo que haría a cualquier varón normalmente constituido dar la vida por ser el señor Grant.

Pero no sólo era el cine, concluimos, sino la vida real. Los dos somos veteranos
del año 51 y tenemos, cine aparte, recuerdos personales que aplicar al asunto: madres, tías, primas mayores, vecinas. Esas medias con costura sobre zapatos de aguja, comenta Javier con sonrisa nostálgica. Esas siluetas, añado yo, gloriosas e inconfundibles: cintura ceñida, curva de caderas y falda de tubo ajustada hasta las rodillas. Etcétera. No era casual, concluimos, que en las fotos familiares nuestras madres parecieran estrellas de cine; o que tal vez fuesen las estrellas de cine las que se parecían muchísimo a ellas. Hasta las niñas, en el recreo, se recogían con una mano la falda del babi y procuraban caminar como las mujeres mayores, con suave contoneo condicionado por la sabia combinación de tacones, falda que obligaba a moverse de un modo determinado, caderas en las que nunca se ponía el sol y garbo propio de hembras de gloriosa casta. En aquel tiempo, las mujeres se movían como en el cine y como señoras porque iban al cine y porque, además, eran señoras.

Con esa charla hemos llegado a la calle Mayor, donde se divisa por la proa un ejemplo rotundo de cuanto hemos dicho. Entre una cita de Shakespeare y otra de Henry James, o de uno de ésos, Javier mira al frente con el radar de adquisición de objetivos haciendo bip-bip-bip; yo sigo la dirección de sus ojos, que me dicen no he querido saber pero he sabido, y se nos cruza una rubia de buena cara y mejor figura, vestida de negro y con zapatos de tacón, que camina arqueando las piernas, toc, toc, con tan poca gracia que es como para, piadosamente –¿acaso no se mata a los caballos?–, abatirla de un escopetazo. Nos paramos a mirarla mientras se aleja, moviendo desolados la cabeza. Quod erat demostrandum, le digo al de Redonda para probarle que yo también tengo mis clásicos. Mírala, chaval: belleza, cuerpo perfecto, pero cuando decide ponerse elegante parece una marmota dominguera. Y es que han perdido la costumbre, colega. Vestirse
como una señora, con tacón alto y el garbo adecuado, no se improvisa, ni se consigue entrando en una zapatería buena y en una tienda de ropa cara. No se pasa así como así de sentarse despatarrada, el tatuaje en la teta y el piercing en el ombligo a unos zapatos de Manolo Blahnik y un vestido de Chanel o de Versace. Puede ocurrir como con ese chiste del caballero que ve a una señora bellísima y muy bien puesta, sentada en una cafetería. “Es usted –le dice– la mujer más hermosa y elegante que he visto en mi vida. Me fascinan esos ojos, esa boca, esa forma de vestir. La amo, se lo juro. Pero respóndame, por favor. Dígame algo.” Y la otra contesta: “¿Pa qué? ¿Pa cagarla”.

Moraleja, senyor Pérez-Reverte; dones i homes bombons trepitgen fort ara i abans , només literats de moral brumosa, com és el cas, s'atreveixen a fer pública la seva insuficiència emocional i estètica.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Per cert, SALVEM LA NOVA!!!!!!!!!!!!!
Què serà d'aquella fotografia on la llista electoral de "La Coali" al complert posava ufana i abundant als esglaons de la Nova? Restarà al record de: mira nen això va ser abans què la nova passès a ser .... un bunyol?

Àngel 'Soulbizarre' dijo...

ja tinc el darrer llibre del Vila-Matas,parla del'abisme...com la plaça nova, un abisme.

Anónimo dijo...

Extret des de la seva veu, és la condició humana la risa de les rates.

Mi foto
Premià de Mar, Barcelona, Spain
No prescindiria ni de l’amor ni de la literatura. No deixaria mut ni el so de la marmota ni el del violí més pur. No eliminaria ni la flor ni la llamborda que la guarda. No oblidaria el color ni què fos el matís d’aquell gris. No fingiria dolor, pudor, potser sí la mort. No analitzaria sino fos per passió a allò o allò altri. No castigaria, ni anarquia, ni dubte, ni raó, ni tan sols l’oblid. No sabria si fugir si la mar es torna brava. No miraria el riu que no porta aigua, possiblement escoltaria la calma de la basarda. No m’estaria sense tu ni sense aquell altre. Ni sense l’escuma d’aquest dia o d’aquell que ara falta.

Así habló Zaratrustra. F. Niestche.

Cuando tras el naufragio Zaratustra fue devuelto a tierra, se preguntaba cabalgando sobre una ola: "¿Dónde se ha quedado mi destino? No sé a dónde va. Me pierdo a mí mismo”. –Se echa al tumulto. Entonces, sumido en el disgusto, busca cualquier cosa de consuelo- él mismo.


LA VIDA NO ES MÉS QUE L'ESCUMA DELS DIES, DEL TEMPS

A tot allò què pot convertir-se ... en moviment que esclata, en espuma.

Antonio Machado

Antonio Machado
"A las palabras de amor les sienta bien un poco de exageración"

"El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes sino en verlo todo con nuevos ojos, en ver el universo con ojos de otro, de otros cientos, viendo los cientos de universos que cada uno ve." (Marcel Proust).

Que em disculpi la resta...

Agraïment a Boris Vian

- Jamás podré agradecértelo lo suficiente -dijo Chick - No me des las gracias -dijo Colin-. Lo que me interesa no es la felicidad de todos los hombres, sino la de cada uno de ellos. Estracte de conversa. Capítol XV. La espuma de los dias.

Cucu 1650

Cucu 1650
En un minut hi ha molts dies. W.Shakespeare.

Bosc and or a

Bosc and or a

Lluna d ona da

Lluna d ona da
La bruixa i l'extraterrestre