
"Recuerdo que miré con tanta intensidad hacia la lejanía que hasta creí presenciar el momento en que una hoja caía y, sin hacer ruido alguno, tocaba la línea del horizonte."
Enrique Vila-Matas
La verdad es que estoy un pelín cansada de nacionalismos, la verdad es que si, que dice el futbolista. Y si me esfuerzo soy capaz de llegar a la conclusión que tengo un lío monumental, la verdà es que si... Yo nunca he sabido nunca de dónde era, sé dónde he nacido y que tierras me caen más simpáticas, pero ser lo que se dice ser, nunca lo he sabido, quizás que tampoco me ha interesado, es decir, quizás es que no quiero ser de ningún sitio, así de una forma especial. Es cierto que cuando veo subir un “castell” culminado por un “enxeneta” se me pone la piel de gallina, también me pasa lo mismo cuando veo a Paco de Lucía tocar la guitarra, no digo ya cuándo lo escucho. Cuando leo a Richard Ford me encuentro instalada en la parte este de Estados Unidos y casi vivo allí pongamos que durante una primavera; lo mismo me pasa cuando me tumbo al sol y oigo el rugir del agua en cualquier rio francés…, casi duermo como en mi casi olvidada cuna. La semana pasada, como cada año, esperé escuchar el chupinazo y allí me ví aunque tan sólo fuera desde la cafetería de mi barrio. Incluso cuando canto el mantra “ommmm” también es el mío; eso sí, cuando veo un muerto, si es pobre lloro más. Caray que lío. No dejo de pensar que mi poeta preferido no es más que un escritor exiliado de un país en el cual nunca nació y que me gusta el sonido del término “aguas internacionales” o … el de “terreno neutral”; pero claro, ni femenino ni masculino sino neutro... seguramente no podrá ser en la vida. Los cauces nacen no se hacen.